Ecología

miércoles, 25 de noviembre de 2020

LOS CARLISTAS POR EL GERNIKAKO ARBOLA

 

Los cincuenta y siete autores de este escrito, carlistas vecinos de otras tantas zonas de Euskal Herria, queremos trasladar a la opinión pública las siguientes consideraciones con motivo del debate abierto a partir de la presentación del Manifiesto por el himno de Euskal Herria / Vasconia, una iniciativa popular y apartidista que compartimos plenamente.

            Desde finales del siglo XIX los vasconavarros hemos sido un Pueblo tan consciente de nuestra singularidad en el mundo como dividido en la concreción y expresión de nuestra identidad: en la denominación de nuestro País, en la bandera, en el día nacional, etc.

            En la cuestión del himno nacional tampoco fue posible el consenso. De esta manera los himnos que impulsaron algunos partidos políticos generan tanta cohesión entre sus simpatizantes como desafección entre otros sectores de la ciudadanía.

            Ante la necesidad de un himno con el que pudiera identificarse todo vasconavarro, con independencia de su orientación ideológica o de su localización territorial, el Manifiesto por el himno de Euskal Herria / Vasconia propone reconocer como himno nacional a la primera estrofa del Gernikako Arbola.

            Una iniciativa acertada pues ningún otro himno es entonado entre nuestras gentes de una manera tan espontánea como unánime. Y hay que recordar que este canto a las libertades de nuestro pueblo tiene su origen en la lucha y en la defensa de los fueros y de los derechos históricos de los diferentes territorios que conforman la totalidad de Euskal Herria. Recorreremos los siete territorios y en los siete escucharemos como el himno fuerista de Iparraguire es cantado por compatriotas del más diverso signo ideológico: autonomistas, regionalistas, federalistas, nacionalistas e independentistas.

            Un País no se improvisa de un día para otro en los despachos de una administración pública, sino que se construye día a día en las calles y plazas, en la sociedad civil.

            La identidad de un Pueblo no es la obra de un partido político sino la creación de las gentes anónimas que constituyen ese Pueblo. Euskal Herria no es el producto del paso por la Historia de una personalidad ilustre sino del transcurrir de los vasconavarros y las vasconavarras durante siglos.

            El Gernikako Arbola representa la unión espontanea de nuestras gentes a lo largo de la Historia. Un himno escrito en euskara, la lengua de la que emana nuestra identidad cultural. Un himno integrador que recoge, sin negarla, la diversidad territorial de nuestro País, un himno reivindicativo que invoca a los vasconavarros a unirse en torno al Árbol para defender las libertades forales de todos ellos, un himno universalista que invita a nuestro Pueblo a difundir y compartir nuestros valores cívicos por todo el planeta.

            Como carlistas manifestamos nuestra satisfacción ante la actitud generosa de quienes priorizan el bien común y el interés nacional del pueblo vasco por encima de los intereses ideológicos y partidistas. Y también queremos recordar las palabras de Manuel Irujo: “no es casual que Iparraguirre, voluntario carlista, compusiera el “Gernikako Arbola”, y que los carlistas vascos lo cantaran con el mismo sentido nacional que nosotros hoy”.

            Por todo ello animamos a nuestros compatriotas a cantar “todos juntos y en unión” la primera estrofa del himno de Iparraguirre.

JUAN JOSÉ GARAY JÁUREGUI (Fuenterrabía), JAVIER GÓMEZ DE SEGURA (Estella/Lizarra),ILDEFONSO JOSÉ MARIA PORRO SAINZ (Bilbao/Bilbo), JOAQUÍN URRA HUARTE (Artajona),VÍCTOR SIERRA-SESÚMAGA ARIZNABARRETA (Villaro-Areatza), CARLOS VÉLEZ MEDRANO (Puente la Reina/Garez), IÑAKI ZABALA (Tolosa), SOLEDAD SANCRISTÓBAL (Pamplona/Iruña), LUIS MARIA M. GARATE (San Sebastián/Donostia), LÁZARO IBÁÑEZ COMPAINS (Villava), ALBERTO PORTO (Irún), DOLORES GOLDARÁZ (Puente la Reina/Garez), JAVIER LUSARRETA (Pamplona/Iruña), FELICIANO VÉLEZ  (Puente la Reina/Garez), DAVID IZARBE (Pamplona/Iruña), LOLI CASTERES (Tolosa), BEATRIZ CASTERES (Tolosa), ÁLVARO ELIZALDE (Burlada), DAVID PASCUAL CORTÉS (Burlada), SAGRARIO IRIGOYEN (Villava), MIGUEL SARALEGUI (Pamplona/Iruña), INMACULADA IBAÑEZ (Villava), YOUS ULI BALLAZ (Sangüesa), JOAQUIN BARRICHINA (Villava), NIEVES MAYA VILLAR(Villava), FELISA MURUZABAL (Pamplona), LUIS SIERRA SESÚMAGA (Pamplona/Iruña), FÉLIX HERNANDO ARRANZ (Gorliz), TOMAS ZUAZOLA VICIOLA (Getxo), VÍCTOR MARÍA ORÚE SARAVIA (Villaro-Areatza), JAVIER ALDAZ-ESTEFANÍA (Bilbao/Bilbo), CARLOS CABOYRU USOZ (Bilbao/Bilbo), DIONISIO GAYUBAS BRIONGOS (Durango), JESUS GABRIEL PORRO SAINZ (Bilbao/Bilbo), JAIME URQUIJO ESPADA (Llodio), JOSÉ FÉLIZ GARAY ITURRIAGA(Arrigorriaga), AURORA GARMENDI MAGRO (Bilbao/Bilbo), HERMANN TOJA LANDALUCE (Bilbao/Bilbo), TERESA GARMENDI MAGRO (Getxo), MARIA MARGARITA GARAMENDI MAGRO (Getxo), MARÍ DOLORES ARRIOLA LARUZ (Bilbao/Bilbo), JEÚS MARÍA LLAMA MARAÑON (Bilbao/Bilbo), MARIBEL GÓMEZ GAMBOA(Bilbao/Bilbo), JOSE ANTONIO FERNÁNDEZ DE LANDA (Vitoria/Gasteiz), MARÍA SOCORRO PINZOLAZ ZUBIRI (San Sebastián/Donosti), MARÍA HERNANDO GOROSTIZA (Bilbao/Bilbo), JOSÉ LUIS MANCHÓN LAQUETE, IRENE PORRO GOROSTIZA(Bilbao/Bilbo), YON GUTIÉRERZ IRIGOYEN (Zumaia), MARÍA DOLORES ECHEVESTE RAPOSO (San Sebastián/Donosti), ANTONIO OSUMA ÁLVARO (Bilbao/Bilbo), IRENE CARLOS VEGA EGURROLA (Ondarroa), JAVIER BEDIALAUNETA EGURROLA (Ondarroa), FRANCSCO CRUCES GONZÁLEZ (Bilbao/Bilbo), ANA ISABEL GARMENDIA EGUÍA (Vitoria/Gasteiz), ISIDRO RUIZ MIRANDA (Bilbao/Bilbo), YON IGLESIAS ZUBALDIA (Tolosa)

martes, 17 de noviembre de 2020

PEDRO SANCHEZ, VALLE-INCLÁN Y EL CARLISMO

 

Autor: Josep M. Sabater

El pasado domingo, 15 de noviembre, el suplemento dominical de ABC publicaba un artículo sobre Pedro Sánchez escrito a partir de una entrevista con el Presidente del Gobierno. “A la pregunta de con qué escritor organizaría una cena, lo tiene claro. Con Valle Inclán, sin duda. Me encanta su literatura, tanto la modernista como la esperpéntica, y me gustaría hablar de ella. Pero es que, además, era un personaje excéntrico y con una visión política complejísima. Le preguntaría a Valle-Inclán por el Carlismo”.

También comenta Pedro Sánchez que le hubiera gustado conocer a las grandes autoras españolas de la segunda mitad del siglo XX. “Laforet, Martín Gaite, Matute, me han impresionado siempre por su fortaleza”. (Las negrillas son mías). La escritora Carmen Laforet, autora de “Nada” (1945), considerada una de las mejores novelas en castellano del siglo XX, también mantuvo con el Carlismo una intensa relación por vía familiar y en alguna ocasión se caló la boina blanca. Coincidencia, ¿o casualidad de gustos literarios y políticos?

Hoy mismo (por el lunes 16 de noviembre) el expresidente del Gobierno José María Aznar, opinaba así de Pedro Sánchez, uno de sus sucesores: “tiene una cara de tonto útil que no puede con ella”. Contemplando la foto de las Azores de 2003 de Aznar junto a George W. Bush y Tony Blair, nada tiene que reprochar un ex al actual mandatario. Pelea de verduleras (dicho sea con respeto a las vendedoras). Con algo más de nivel, el expresident de la Generalitat de Catalunya, Quim Torra, definía a Pedro Sánchez: “no tiene ningún problema en aliarse con quien sea, cambiar la política que sea (…) con tal de continuar siendo presidente. Nunca me he encontrado con una persona con tantas curvas como el presidente Sánchez”.

Después de leídas las duras opiniones de Aznar y Torra, sorprenden el interés y las sutilezas literarias e intelectuales del Presidente del Gobierno sobre la “complejísima visión política de Valle-Inclán y su concepción de Carlismo”. A Pedro Sánchez no le haría falta recurrir a una cena de ficción con el escritor para comprender la profunda vivencia carlista de Valle-Inclán y su visión política: su obra y su biografía nos dan cumplida información.

Es fácil, muy fácil, reconocer y recordar la profunda aversión que Valle-Inclán sentía por la Restauración y por la monarquía liberal y, en concreto, por Alfonso XIII: “los españoles han echado al último Borbón no por Rey, sino por ladrón”. Una frase que se hizo viral el pasado mes de agosto, cuando se fugó de España, de las Españas, don Juan Carlos de Borbón tras salir a la luz pública (algunos más de) los millonarios sobornos que se embolsó, a espaldas de Hacienda -que se dice, somos todos, menos los poderosos- y valiéndose de su inmunidad constitucional.

El Presidente del Gobierno ha tolerado y auspiciado la fuga de “un ladrón” (son palabras de Valle-Inclán), renunciando a su autoridad y burlando la soberanía popular que reside en las Cortes. Eran las instituciones democráticas quienes debieran de haber analizado, debatido y, en su caso, autorizado o negado la salida del emérito del territorio nacional y haber iniciado una investigación sobre sus -¿presuntas?- actuaciones delictivas. Pedro Sánchez, al contrario, facilitó -renunciando a sus obligaciones institucionales ante los ciudadanos- la huída impune del heredero del general Franco, alegando lealtad al “pacto constitucional”. Pedro Sánchez , ciertamente, “es un tonto útil”, no por “autoritario y populista” como afirma Aznar, si no por connivencia con las instituciones residuales del franquismo, que es bien distinto.

La monarquía actual de Felipe VI, como la cereza confitada que remata un pastel de merengue, se ha convertido en “el otro” de los dos grandes problemas institucionales del régimen de la Transición. “El otro”, que venimos arrastrando desde hace algunos años, y especialmente desde el 2018, es el desafío independentista catalán, que se oculta y despierta en la realidad política española como los ojos de Guadiana, y que la pandemia del COVID-19 ha dejado en hibernación, pero que sigue tan latente como irresoluto. Escribía Valle-Inclán: “liberales orates, hay que inventar un nuevo vínculo de unidad hispánica: hay que inventarlo y vosotros no podéis. Se crea con el alma y no la tenéis. Es obra de profetas”. El escritor no habla de “unidad española”, remite a la “unidad hispánica”, en definitiva a la referencia plural, y hasta confederal, de los antiguos reinos hispanos, como pretendía Carlos VII, “quiero ser el Rey de las repúblicas españolas”. O como recordaba en sus últimos escritos doña María Teresa de Borbón-Parma, una infanta carlista plenamente valleinclanesca: “mientras que el nacionalismo español se vive como una patriotismo casi “sacramental”, los ataques (del nacionalismo periférico) son condenados como “pecados mortales”. Hay que reconstruir la patria en términos democráticos”.


Y desde esta doble perspectiva, totalmente confluyente, la de doña María Teresa y la de don Ramón-María, cobra sentido la opinión de Quim Torra sobre Pedro Sánchez: “no tiene ningún problema en aliarse con quien sea, con tal de continuar siendo presidente”. No importa el deterioro, y hasta el enfrentamiento -cuasi fratricida- entre los compatriotas de las Españas. Lo importante es seguir siendo Presidente, o aparentar que se es.

Al Pedro Sánchez le debemos agradecer los carlistas su valoración de nuestro movimiento y de nuestro genial escritor. Gracias, muchas gracias Presidente.

Pero no es necesario recurrir a encuentros imaginados e imposibles para recoger propuestas e intentar solucionar nuestra doble crisis institucional: la de la forma de Estado en sus, también, dos expresiones: la de la máxima jefatura y la de la vertebración territorial. Los carlistas, desde los orígenes, junto con nuestro escritor Valle-Inclán, junto con nuestra infanta María Teresa y con la Dinastía, lo tenemos bien claro.




jueves, 12 de noviembre de 2020

LA QUIEBRA DEL RÉGIMEN DE 1978

 

Autor: Arturo Estébanez


El 29 de octubre de 2020 el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, en ausencia del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, solicitó al Congreso de los Diputados la prórroga del estado de alarma hasta el 9 de mayo de 2021, esto es, prorrogarlo por seis meses más. Dicha prórroga fue aprobada con todos los votos favorables de los diputados del bloque gubernamental, es decir del bloque parlamentario que favoreció la investidura del actual gobierno, y con la abstención del Partido Popular estando en contra tan solo el grupo parlamentario de VOX y el diputado de Foro Asturias.

Lo que llama la atención o, mejor dicho, constituye un escándalo es que algunos diputados, que deberían conocer perfectamente la legislación española, claman por la redacción de una ley que regule esas situaciones excepcionales cuando ya existe una, la Ley Orgánica 4/1981 de 1 de Junio, que regula los Estados de Alarma, Excepción y Sitio y deja con una claridad meridiana los motivos que pueden provocar cada uno de mencionados estados, los derechos que se pueden limitar en los mismos y la duración máxima de cada uno de ellos.

El artículo 55 de la todavía vigente Constitución de 1978 dice textualmente:

"1. Los derechos reconocidos en los artículos 17, 18, apartados 2 y 3, artículos 19, 20, apartados 1, a) y d), y 5, artículos 21, 28, apartado 2, y artículo 37, apartado 2, podrán ser suspendidos cuando se acuerde la declaración del estado de excepción o de sitio en los términos previstos en la Constitución. Se exceptúa de lo establecido anteriormente el apartado 3 del artículo 17 para el supuesto de declaración de estado de excepción.

2. Una ley orgánica podrá determinar la forma y los casos en los que, de forma individual y con la necesaria intervención judicial y el adecuado control parlamentario, los derechos reconocidos en los artículos 17, apartado 2, y 18, apartados 2 y 3, pueden ser suspendidos para personas determinadas, en relación con las investigaciones correspondientes a la actuación de bandas armadas o elementos terroristas.

La utilización injustificada o abusiva de las facultades reconocidas en dicha ley orgánica producirá responsabilidad penal, como violación de los derechos y libertades reconocidos por las leyes".

A tenor de lo dispuesto en dicho artículo constitucional, la libre circulación de los ciudadanos españoles consagrada en el artículo 19 de la Constitución que dice que "Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional", solo podría limitarse previa declaración de los estados de excepción o sitio, no bastando la simple declaración del estado de alarma, aunque bien es cierto que, por no se sabe qué extraña razón, la Ley 4/1981 de 1 de junio, en su artículo 11, admite que la libertad de movimientos también se pueda limitar o restringir durante el estado de alarma.

Ahora bien, la declaración del estado de alarma, que conforme al artículo 4, letra b, de la Ley Orgánica 4/1981 de 1 de junio podrá decretarse ante "Crisis sanitarias, tales como epidemias y situaciones de contaminación graves", está sometido a ciertos límites y garantías legales como son su duración máxima y el control por parte del Parlamento. En cuanto a la duración del estado de alarma, el artículo 6.2 de la mencionada Ley Orgánica 4/1981 de 10 de junio establece muy claramente:

"En el decreto (que declare el estado de alarma) se determinará el ámbito territorial, la duración y los efectos del estado de alarma que no podrá exceder de quince días. Solo se podrá prorrogar con autorización expresa del Congreso de los Diputados, que en este caso podrá establecer el alcance y las condiciones vigentes durante la prorroga".

Es decir, la duración del estado de alarma no podrá extenderse más de quince días pudiendo prorrogarse, incluso de forma indefinida, por periodos sucesivos de quince días como máximo. Evidentemente, la intención del legislador es que el gobierno concurra al Congreso de los Diputados cada quince días, no solo para solicitar una nueva prórroga del estado de alarma, sino también para someter la gestión del mismo al control de la Cámara Baja que, conforme al artículo 8.2 de la citada Ley Orgánica 4/1981 de 10 de junio, deberá recibir información de los decretos que dicte el gobierno durante la vigencia de dicho estado.

Si el legislador hubiera tenido la intención de que los estados de alarma pudieran tener una duración continuada de seis meses o más, no habría puesto límite temporal alguno a la duración del mismo o hubiera dicho expresamente en la Ley que en las siguientes prórrogas se fijase la duración de las mismas, no refiriéndose exclusivamente al "alcance y condiciones vigentes durante la prórroga" (1), pero el legislador no hizo tal cosa porque de la redacción de la Ley se deduce claramente que el estado de alarma solo puede tener una duración máxima de quince días prorrogables por periodos sucesivos de quince días tras los cuales el gobierno ha de solicitar expresamente la prórroga al Congreso de los Diputados y, de paso, someterse al control de la Cámara.

La prórroga del estado de alarma hasta el 9 de mayo con intención de comparecencias del gobierno ante el Congreso de los Diputados cada dos meses resulta un abuso de las facultades que otorga la Ley Orgánica 4/1981 de 1 de junio y resulta claramente inconstitucional por lo que el Gobierno y todos los diputados que han dado su voto afirmativo o se han abstenido están incurriendo en responsabilidad penal por violación de los derechos y libertades constitucionales. De hecho, considerando la tendencia que tienen muchos de justificar sus actos en los que otros hacen por el extranjero y el amor que no pocos profesan a la memoria histórica que, por cierto, requiere previamente un cierto conocimiento de la historia, no estaría mal que se aplicase a los actuales componentes del Congreso de los Diputados lo mismo que se aplicó en Francia, tras la II Guerra Mundial, a los miembros de la Asamblea Nacional que en Julio de 1940 votaron a favor de otorgar plenos poderes al Mariscal Petain, porque esta forma de llevar a efecto el estado de alarma inaugura una nueva fase política y jurídica en nuestro país donde, sin ambages ni disimulos, se está instaurando un Régimen de falseamiento constitucional de imprevisibles consecuencias que entierra por completo, y por la puerta de atrás, el régimen jurídico-político emanado de la Constitución de 1978 mediante unas artes que recuerdan los momentos finales de la República de Weimar y los inicios de la República de Vichy.


(1) Cuando en legislador expresa en la Ley Orgánica 4/1981 de 1 de Junio reguladora de los Estados de Alarma, Excepción y Sitio que "solo se podrá prorrogar con autorización expresa del Congreso de los diputados, que en este caso podrá establecer el alcance y las condiciones vigentes durante la prorroga" ha de entenderse que por alcance y condiciones se refiere al alcance territorial del estado de alarma y al contenido de las restricciones y medidas a tomar y, en ningún caso, a su duración pues de haber deseado el legislador introducir en las prórrogas una duración del estado de alarma mayor a los quince días previstos, no le hubiera supuesto ninguna dificultad al legislador redactar el artículo en la siguiente forma o similar: "Solo se podrá prorrogar con autorización expresa del Congreso de los diputados, que en este caso podrá establecer el alcance, las condiciones vigentes durante la prorroga y la duración de la misma".


martes, 10 de noviembre de 2020

L’any Benet

 

Jaume Campàs i Farnols


Aquest any 2020 –sense saber que pel març ens havia d’afectar la Covid-19 i ens crearia tants problemes– la Generalitat de Catalunya, el 19 de febrer, inaugurava l’Any Josep Benet, sota la presidència del nostre president Quim Torra. Amb la participació de l’historiador Josep Maria Solé i Sabaté, comissari d’aquest Any, l’exdirector del Museu d’Història de Catalunya, Jaume Sobrequés, i Jordi Amat, filòleg analista i autor de l’obra Com una pàtria (Edicions 62), una biografia completa de Benet. El cert és que la pandèmia, a escala universal, ens va afectar de ple, sota un confinament sense precedents. Tot va quedar trastocat, ignorant també els esdeveniments culturals. La nostra normalitat desapareixia i sorgia un nou estatus de vida precària, de desolació i mort, que mai no ens hauríem imaginat.

En aquest nou estat pandèmic, imposat per les autoritats sanitàries amb criteris de control i prevenció (distància, mascareta i rentar-se les mans) i uns sens fi de normes primordials, amb la suposada col·laboració de la societat amb l’intent que tot no quedés paralitzat, un amic historiador em posaria en antecedents i em faria adonar de l’Any Benet. El 14 d’abril havia fet un segle del naixement d’aquesta personalitat que destacà com a polític, historiador, advocat i editor català, i que fou una de les figures més destacades del catalanisme polític en la postguerra i en la clandestinitat. Aleshores jo començava a obrir una mica els ulls a les realitats culturals que havien estat truncades per la Covid19.

L’amic, per posar-me al dia, em regalaria el llibre de les memòries d’en Benet, Memòries. De l’esperança a la desfeta 1920-1936 (Edicions 62, 2020). Una obra fruit d’una primera edició que sortí pel març 2008 –just el moment de la seva mort– i que ara en el 2020 s’havia ampliat. Les seves memòries s’emmarquen des de la seva infantesa, en la seva Cervera natal, els anys d’aprenentatge i formació en l’escolania de Montserrat, fins a l’esclat de la Guerra Civil. Seria en dies previs a aquesta guerra, que entraria a formar de la Federació de Joves Cristians. I el 1938 seria mobilitzat en el front republicà amb la Quinta del Biberó.

Va participar en la redacció de l’avantprojecte d’Estatut de Catalunya de 1979. Els analistes assenyalen que fou una de les poques personalitats que aconseguiren una influència profunda en la societat catalana des que, sent molt jove, el 1944, es va vincular als petits nuclis de l’oposició catalanista. Ell seria qui crearia un pont entre el PSUC i Montserrat.

Vaig saber d’en Benet –ja de molt jove– pel llibre Maragall i la Setmana Tràgica publicat el 1963. Més endavant seria en la participació de l’Assembla de Catalunya, a partir del 7 de novembre de 1971, quan es constituí aquest més gran moviment català clandestí, per la lluita antifranquista, que agrupava partits, entitats laiques i també col·lectius cristians i sectors de l’església progressista, en la consecució de les llibertats socials i nacionals dels Països Catalans, com dels pobles de l’Estat espanyol. Benet, per la joventut compromesa d’aquella època –en la qual m’hi afegia jo– es convertí en una persona admirada pel seu compromís i per ser un dels elements més actius en el si de l’Assemblea de Catalunya.

Amb Benet canviarien els plantejaments de com estudiar la història. Quan els estudis moderns de carlisme s’iniciaren, ell seria el responsable, a partir d’un seu article a la revista Serra d’Or que recollia les paraules de Pere Corominas, escriptor, polític, republicà i catalanista i un referent als anys 20, de demanar la creació d’un Institut d’Història del Carlisme als Països Catalans i subratllar que el carlisme no era només un moviment dinàstic i regressiu, sinó un autèntic moviment popular defensor de les tradicions més liberals i nacionalistes.

Figura transversal i respectada, Benet fou senador durant la transició i elegit en la Candidatura d’Entesa dels Catalans, amb el suport de les forces d’esquerres d’aquells moments. El 1980, amb motiu de les primeres eleccions al Parlament, va ser, en qualitat d’independent, candidat a la presidència amb suport del PSUC. Al final de la seva vida, Benet es va dedicar a la tasca d’historiador, al capdavant del Centre d’Història Contemporània de la Generalitat.

Se’ns diu, els qui el coneixien de prop, que no fou un home aliè a les controvèrsies. Ni tampoc a les ambicions personals, tot i que mai no va ser un polític convencional. Mantingué relacions complexes amb els presidents Josep Tarradellas i Jordi Pujol, de qui va ser alhora amic i crític. Però l’afirmació: “Catalunya, un sol poble”, no s’entén sense personalitats com la seva.

lunes, 9 de noviembre de 2020

VÁZQUEZ DE MELLA Y LOS ESCLAVOS DEL ESCAÑO

 


Josep Miralles Climent

 

El pasado 27 de octubre, Alberto Soldado escribía en Levante-EMV un interesante artículo con el título “Esclavos del escaño”. Frente a los políticos institucionales actuales, ponía como ejemplo a seguir por su coherencia al carlista Vázquez de Mella a quien ciertos políticos de hoy, por ignorancia, mala fe o mala conciencia, retiraron su nombre a una plaza de Madrid. Dice también que “su visión de España era profundamente descentralizadora y proponía una monarquía social, cristiana y federal. Sobre las lenguas regionales las defendía en el sistema educativo y clamaba contra la imposición del castellano para ahogar las lenguas maternas de la España diversa.”

Sin embargo, Alberto Soldado, sin duda influido por el pensamiento único actual, insinuaba lo equivocado que estaba Vázquez de Mella tal “como la historia ha demostrado” -dice-, y lo asociaba “a lo más rancio del carlismo”, a la “tradición antiliberal” y a la “carcundia”, remarcando su “repudio al régimen parlamentario”.

Pues bien, en un trabajo de investigación que realizamos el historiador Manuel Martorell Pérez y yo, publicado por la UJI en 2015, (/http://repositori.uji.es/xmlui/handle/10234/172579) con el título “El concepto de democracia en el carlismo” hacíamos una amplia reseña del pensamiento de Vázquez de Mella, un parlamentario tradicionalista fruto de su tiempo -época de la Restauración-, que nació en 1921 y murió en 1928.

Por lo que se refiere a las alabanzas que Alberto Soldado hace de Mella, considero que se queda corto y creo que yerra en sus calificaciones despectivas. Veamos:

En sus textos e intervenciones parlamentarias -y también en sus discursos fuera del hemiciclo-, Vázquez de Mella defendía una democracia directa tal como la que propugnaban los padres del anarquismo Rousseau y Proudhon, que, para él, sería la única y consecuente –la única lógica, dice Mella–, ya que considera una burla la delegación del ejercicio del poder que hace la colectividad a través de la representación parlamentaria. Es uno de los temas socorridos con los que Mella afronta las críticas que le llueven por no aceptar el sistema electoral y la representación de los partidos en el Parlamento de los tiempos de la Restauración. Además de defensor de las distintas lenguas de las Españas y del federalismo -como muy bien recuerda Alberto Soldado en su artículo-, proponía también cuestiones tales como el sufragio a las mujeres; el mandato imperativo no de los partidos, sino de los electores; la incompatibilidad de cargos de los políticos y revocabilidad de los representantes elegidos. Se quejó repetidas veces de que el Gobierno y sus ministros estuviesen amparados por la inmunidad que les otorgaba su cargo, lo que resultaba de ello una situación que se atreve a calificar de régimen oligárquico y absolutista. Respecto al monarca, ya en 1895, mantiene el axioma de que “no son los pueblos para los reyes, sino los reyes para los pueblos”, por eso se queja más delante de la inoperancia del jefe del Estado, y, a diferencia del blindaje del que goza hoy, abogaba por que el rey fuese imputable.

Defiende el principio de subsidiariedad, -a través de una “jerarquía ascendente” opuesta a “jerarquía descendente”- proponiendo que España sea una “federación de Repúblicas en los municipios” ya que “si la democracia fuera verdad -dice-, tendría que ser democracia directa y no representativa”. Da especial importancia a este tipo de funcionamiento político en los pequeños municipios que, según dice, “deben ser, como en lo antiguo, una asamblea individual y corporativa a la vez”, al estilo de los “concejos abiertos”, siendo completamente independientes.

Sin embargo, reconoce que ese ideal democrático a nivel municipal, lo ve difícilmente realizable a niveles superiores al municipio y, además, la delegación del ejercicio del poder que supone la representación política a través de los partidos o el sufragio universal en su época, suponía la manipulación de un cuerpo electoral mayoritariamente falto de conocimientos para «responder por cuenta propia a cuestiones que no conoce». Y al respecto dice que “cuando se desciende a la hora del sufragio, o lo dan como siervos, o miden el voto por su necesidad y la expresan en moneda, y se quedan con la moneda y venden el voto; el dinero será la voluntad de los ricos, que son los menos, no de los pobres, que son los más.”

En definitiva, Vázquez de Mella a pesar de su “carcundia” defendía posiciones mucho más democráticas que algunos políticos de la actualidad, que son esclavos del escaño. Algunos de estos deberían aprender de la honradez y buenas intenciones de aquél, así como de otros hombres ilustres del pasado. Los modernos se creen que han descubierto el mundo y se sienten tan perfectos que buscan desmarcarse de ellos descalificándolos como reaccionarios y, aunque, como Vázquez de Mella, no hayan conocido el franquismo, les retiran los nombres de las vías públicas como si fueran vulgares partidarios de esa dictadura, mientras se mantienen nombres de políticos corruptos, criminales y espadones, sólo porque eran liberales.


miércoles, 4 de noviembre de 2020

COMUNICADO DE DON CARLOS JAVIER DE BORBÓN PARMA CON OCASIÓN DEL DÍA DE LA DINASTÍA

 


    Queridos Carlistas:                                                                                                   

    Conmemoramos hoy, en el día de San Carlos Borromeo, la Festividad de la Dinastía Legítima, fecha señera de nuestro renovado Pacto "Dinastía-Pueblo". El peculiar carisma del santo patrón de la Dinastía, así como su acreditada conciencia social ha sido modelo para los carlistas durante muchas generaciones. Nuestra fe, nuestra entrega y nuestro compromiso son buena prueba de ello.

    Inmersos en la pandemia mundial provocada por la COVID-19, nuestra sociedad está atravesando una crisis sanitaria, política y social que no tiene precedentes. A la tragedia personal de los miles de españoles fallecidos, que en mi familia hemos sufrido especialmente con la muerte, el pasado mes de marzo, de mi querida tía María Teresa, se suman las dificultades que están padeciendo muchos de nuestros compatriotas. Los trabajadores más precarios, los autónomos, los desempleados y los colectivos más vulnerables son, junto a sus familias, quienes más están sufriendo esta crisis.

    Por ello es necesario que los carlistas tomemos ejemplo del compromiso social de todos los que nos precedieron y continuemos recuperando nuestra presencia en todas las esferas de la vida pública, para dar a conocer las propuestas más sociales del Carlismo.

    Entre otras cuestiones, es necesario que acabemos con la precariedad laboral que sufren muchos trabajadores, que apoyemos a nuestro tejido social y familiar, que han aguantado estoicamente durante toda esta crisis, y que pongamos coto tanto a la pobreza energética que sufren millones de españoles como al grave problema de la vivienda al que se enfrentan muchos de nuestros compatriotas.

    Este año no podemos encontrarnos físicamente como ha sucedido en años anteriores para conmemorar esta festividad, que además este 2020 coincidía con el X aniversario del fallecimiento de mi querido padre, Carlos Hugo, pero no desesperemos, el año próximo seguro que podremos estar juntos.

    Apelo a que continuemos colaborando entre todos, Dinastía y Pueblo, para trabajar por el Bien Común y contribuyamos eficazmente a mejorar la vida de tantas familias españolas.

    En la Haya, a 4 de noviembre de 2020




domingo, 1 de noviembre de 2020

ESCLAVOS DEL ESCAÑO

 LEVANTE - El Mercantil Valenciano   27·10·20






AUTOR: ALBERTO SOLDADO


    Escribir sobre Vázquez de Mella, antítesis de todo progresismo que se precie, es una provocación anacrónica, lo sé. Desaparecido su nombre del callejero impuesto por el franquismo, cuando murió muchos años antes de los acontecimientos que dieron lugar a la II República y la Guerra Civil, su personalidad se asocia a lo más rancio del carlismo, o sea a la tradición antiliberal, a la carcundia. Podía estar equivocado, como la historia ha demostrado, pero el hombre defendía sus ideas contra todos los requerimientos tentadores para su buen vivir. Un hombre que afirmaba su repudio al régimen parlamentario no podía aceptar los ofrecimientos del mismísimo Cánovas para incorporarse al partido conservador. A la muerte de Dato, Maura, otro de los conservadores liberales, le propuso un ministerio, y también lo rechazó. Su visión de la España era profundamente descentralizadora y proponía una monarquía social, cristiana y federal. Sobre las lenguas regionales las defendía en el sistema educativo y clamaba contra la imposición del castellano para ahogar las lenguas maternas de la España diversa. Para Vázquez de Mella hay tres grandes ambiciones que son el cáncer de la política: la ambición de mando, la ambición de honores y la ambición de riquezas.

    Y uno, necesariamente, ha de reflexionar sobre acontecimientos vividos en este país en los últimos años. A Vázquez de Mella le retiraron el nombre de una plaza en Madrid, seguramente porque la pusieron los franquistas, los mismos que traicionaron al carlismo que él defendió contra casi todos. Ahora leo que en Bailén retiran una calle a Tierno Galván, un hombre culto, moderado, convencido de los beneficios del socialismo democrático, que se negó a que le retiraran el crucifijo de su mesa de alcaldía. Uno se pregunta qué clase de personas son las que retiran y persiguen a hombres y mujeres por el hecho de pensar de manera diferente. Mella fue un ejemplo de defensa de ideas en las que creía. Pudo equivocarse pero vivió convencido de ellas y luchó por ellas desde la coherencia, con hechos y palabras.

    Muchos años después, Julio Anguita, de ideas tan diametralmente opuestas, se retiró de la política para volver a sus clases y su sueldo de maestro de escuela. Ningún español con dos dedos de seso puede renegar de su ejemplo. Gerardo Iglesias, asturiano como Mella, minero de profesión, que con cinco años tuvo que ver en directo la tortura brutal a su padre por colaborar con los maquis, varias veces encarcelado, dirigió el Partido Comunista de España, durante unos años, abandonó asqueado la política y regresó a la mina a pesar de ofrecimientos para ocupar cargos.

    No, no todos los políticos son iguales. No todos viven de la política y aplauden lo que aplauden los jefes que les pagan el sueldo que les permite vivir. Así se lo soltó Casado a Abascal: nos traiciona alguien a quien le hemos dado de comer durante quince años… Esa concepción de la política se ha adueñado del Parlamento, la de fieles empleados por un sueldo que no pueden tener ideas propias. Una verdadera regeneración de la nación necesita de una clase política que lo sea por auténtica vocación de servicio a las ideas y a los ciudadanos. Necesitamos parlamentarios con vida propia que no sean esclavos del escaño para comer. Porque la política necesita de ideales y no de intereses.