Ecología

viernes, 5 de febrero de 2021

La fragilidad de los cordones democráticos

Autor:  Javier Cubero de Vicente

Desde la época de la Transición, y hasta no hace mucho, en el Estado español existía un consenso transversal de izquierda a derecha en torno a la marginación de la extrema derecha. Durante la década de 1970 demócratas y antifranquistas de muy diverso signo ideológico sufrieron la violencia de los que no querían ningún cambio por limitado que fuese. Por eso el establecimiento de cordones democráticos a grupos como Fuerza Nueva o CEDADE fue realizado espontánea y unánimemente por toda la opinión pública. La existencia de tales cordones significó sin duda alguna el arrinconamiento social, político y electoral del neofascismo durante varias décadas.


Ante la actual presencia de Vox en las instituciones públicas, sería un error considerar que es el éxito electoral de Vox lo que está provocando el resquebrajamiento de los cordones. Todo lo contrario. El cordón democrático respecto a todo discurso ultraderechista se viene erosionando desde hace años. La llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a la Presidencia del Gobierno central en 2004 fue acompañada de una campaña absolutamente demagógica por parte de diversos medios de comunicación que cuestionaban la legitimidad de la victoria del PSOE en las elecciones generales de aquel año. La actuación de algunos periodistas entonces no fue muy distinta a la de los partidarios de Trump que actualmente persisten en la afirmación de que hubo fraude electoral en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Ante semejante espectáculo, el Partido Popular optó por la complacencia y la complicidad. De la crispación suscitada en aquellos barros vienen los actuales lodos, pues el monstruo alimentado durante años por el Partido Popular ha acabado por configurar un nuevo partido político.


Pero también desde algunos sectores muy concretos de la izquierda se ha contribuido al blanqueamiento del neofascismo durante los últimos años. En el marco de la oposición a las políticas neoliberales de la Unión Europea ha habido quien ha definido a Le Pen y a Salvini como potenciales aliados, favoreciendo y difundiendo los discursos absolutamente delirantes del rojipardismo. Así, hemos visto a más de un supuesto marxista proponer una mezcla de las ideas sociales de Podemos con los valores nacionales de Vox. Exactamente el mismo tipo de discurso que reivindica Hogar Social Madrid.


Es precisamente la ruptura de los cordones democráticos lo que hace posible cosas que antes eran impensables, como la entrevista del periodista Daniel Ramírez García-Mina con Sixto Enrique de Borbón-Parma y su publicación el 20 de diciembre en El Español de Pedro J. Ramírez; una entrevista que el líder de la Comunión Tradicionalista (grupo autor de los asesinatos de Montejurra 76 según la relación estadística sobre víctimas del terrorismo del gabinete de Administración, Documentación e Informática del Ministerio del Interior) utilizó para blanquear su trayectoria y sus responsabilidades en Montejurra 76, sin ver cuestionada por el periodista su versión de aquellos terribles hechos.


Igualmente, el 21 de diciembre, el politólogo Santiago Armesilla, con dos libros publicados en la editorial marxista El Viejo Topo, difunde la entrevista de El Español en un tuit de su cuenta de Twitter, elogiándola y animando a su lectura porque, según él, «define muy bien a Vox y a Podemos». En ningún momento realizó crítica alguna del blanqueamiento que esa entrevista implicaba.


Poco a poco parece que vuelven tiempos que creíamos superados. No en vano ahí tenemos a Juan Manuel de Prada despotricando contra el sufragio universal, la libertad religiosa y los derechos humanos desde las páginas del diario Abc.

miércoles, 3 de febrero de 2021

El Rubius y su tropa de "niños rata"

 Autor: Antonio Maestre


Un millonario se va a Andorra para pagar menos impuestos y encima pretende dar pena. La de El Rubius es la historia de un privilegiado perseguido por las autoridades fiscales que busca refugio alejado de lo que más quiere en un pequeño país a dos horas en coche de Barcelona porque Hacienda le manda requerimientos y ya no puede soportar la presión. Un drama de nuestro tiempo. El infame estado le obliga a mudarse a un refugio alpino con fibra óptica donde por fin podrá ser feliz, subir las persianas y respirar el aire puro que las autoridades fiscales le habían negado. Un sueño de liberación. Pasear sin ser reconocido, mirar por la ventana suspirando por la liberación anhelada, ya recuperada. Por fin El Rubius alcanza su desahogo lejos de la persecución política y fiscal del Estado español. Un luchador por la libertad que consiguió encontrar la felicidad pagando solo un 10% de sus ingresos. ¡El Rubius libertad! 

 

El Rubius está triste. ¿Qué tendrá El Rubius? Se ha ofendido porque le llamé niñato mientras denuncio "el retroceso de España" en Infames. El pobre se cree que la pérdida de su aportación cultural hace peor nuestro país. Si lo hubiera leído, él o el que le ha redactado el comunicado, sabría que hay un capítulo específico para los de su calaña. Para esos seres despreciables, egoístas e insolidarios que solo piensan en su bienestar y del colectivo solo quieren aquello que le puedan extraer como elite parasitaria que son. El youtuber ha elegido irse, y mostrar un mensaje reaccionario y despreciable en el peor momento de nuestra historia, cuando la gente normal, la que tarda las dos horas que él tardará en irse de compras a Barcelona en ir a trabajar cada día, necesita la ayuda del Estado para sobrevivir. Decide fugarse a su jaula de oro andorrana en el momento en que es necesario cada euro de todos los que podemos pagar la parte proporcional de nuestro sueldo para adquirir vacunas y tratamientos, para pagar salarios de personal sanitario y ERTE y subsidios a quien ya no puede más. Esa es la reciprocidad que tiene pagar impuestos, aunque puede que a El Rubius no le parezca suficiente porque él no ha precisado de ninguna de estas atenciones. Porque de eso se trata, de pagar para que reciban más los que no tienen tu suerte. Entiendo que a un niñato privilegiado eso le importe poco.


El pensamiento que exuda ese comportamiento social parasitario de esos youtubers no deja de ser una caricatura de una doctrina neoliberal aspirada en memes como rayas de coca virtuales. Aspiran a ser lobos en un mundo en el que predomine el darwinismo social. Es de análisis freudiano que algunos se pongan hasta en el nombre su pretensión de estar en lo más alto de la pirámide comiéndose a desdichadas ovejas que trabajan de sol a sol pagando sus impuestos para ganarse la vida. Los complejos que asoman en su propia percepción son solo una muestra del estado nervioso en el que viven por tener una imagen distorsionada de sí mismos entre lo que se creen que son y la lástima que dan. El liberalismo de saldo que solo conocen por haber leído alguna cita de Hayek a Rand les lleva a ver la sociedad como una competición en la que solo vencen los más preparados, necesitan mostrar ante su público la avaricia como un valor y la ambición como una necesidad. Una burbuja de ego y podredumbre que evidencia egoísmo cuando lo que quieren es mostrar poder. Narcisos que dan pena.

 

Lo más triste de la actuación de El Rubius no es que las arcas públicas que están destinadas a la educación, la sanidad, la seguridad o la protección a los más vulnerables dejen de ingresar uno, dos, tres o los millones de euros que sean por la declaración de la renta del youtuber, sino el ejemplo que da a sus seguidores con el poder que su influencia tiene. Podía haber utilizado su altavoz, su mensaje y su poder de convocatoria para aportar algo a quien menos tiene, para mejorar la vida de forma sustancial de aquellos por los que él es millonario. Pero ha decidido mirar única y exclusivamente por su cuenta corriente y por trasladar un mensaje de insolidaridad de niñato privilegiado. Porque eso es, aunque le duela. Un privilegiado que no sabe lo que es la necesidad. 

 

Peor que El Rubius y la piara de youtubers andorranos es la tropa de "niños rata" que les defiende. Wannabes de medio pelo que desprecian cualquier crítica al comportamiento de su ídolo con una soberbia infantil alejada del mundo real porque creen que algún día estarán en su misma situación. Aspiran a lograr lo que él ha conseguido y tener su propio ejército de ilusos de mente preadolescente y comportamiento incel. Lo defienden como soldados alienados y trepanados porque sueñan con seguir su ejemplo y hacerse millonarios delante del ordenador jugando a videojuegos y retransmitiendo en stream o grabando vídeos. De los millones de seguidores que tiene El Rubius es posible que uno, dos o diez lo consigan. Seguramente sean los más inteligentes, los que están aprendiendo, alejados del ruido y la zombificación de quien se cree que el que más grita a los críticos de la insolidaridad de su youtuber preferido conseguirá alguna de las migajas que El Rubius desprecia en su huida cobarde. 

 

Los efectos de la droga de la esperanza neoliberal que supone creer que el mercado va a recompensar los esfuerzos de todo aquel que pasando horas frente al ordenador se va a hacer millonario han infectado a muchos incautos. Lo que es seguro es que pasarán el síndrome de abstinencia usando los servicios públicos del estado del bienestar que desprecian. Algún día necesitarán una cama de hospital para sus padres, un tratamiento médico para sus abuelos o un pupitre en un instituto. Sí, "niño rata", lo más seguro es que jamás seas youtuber, pero sí es seguro que vas a agarrar la mano de alguien de tu familia en la cama de un hospital público. Tu futuro está más cerca de una cuña en el hospital que de irte a Andorra.