Queridos
Carlistas,
Ante
el nuevo Gobierno de coalición recientemente formado en nuestro
país, quiero dirigirme de nuevo a vosotros y a todos los españoles,
para compartiros mis reflexiones en torno a la situación política
que se ha vivido y que se está viviendo en estos momentos, sin
olvidar que en un mundo globalizado como en el que vivimos, no se
puede hacer política única y exclusivamente centrados en los
asuntos internos.
La
sociedad española abarca mucho más de lo estrictamente peninsular,
sino que se extiende a Europa y a los países hermanos
iberoamericanos. Una vez que ya tenemos gobierno, se debe retomar el
mandato europeísta. Junto con Portugal como ya decían mis mayores y
tomando como referencia a expertos analistas, se percibe cada vez más
como posible, formar una gran alianza en una apuesta común, Europa,
en favor de la plena continuidad y desarrollo de la Unión y en estos
momentos de dudas y disidencias de varios países, convertirnos en un
tercer pilar que con Alemania y Francia, podamos avanzar en la tarea
y hacer frente, reafirmando el desarrollo global, a fenómenos como
el Brexit, la inconsistencia actual de Italia y al cada vez más
presente distanciamiento de los países de la llamada “Europa
Oriental” respecto del concepto y espíritu de la Unión Europea.
Por
ello, los actores políticos tienen la obligación de ejercer una
verdadera amplitud de miras.
Tal y
como dejé públicamente dicho en mi comunicado del año 2016 sobre
las elecciones generales, “el Estado no es un fin en sí mismo, ni
una empresa mercantil donde lo único importante es el balance
económico. El Estado solo se justifica si sirve al bien común
mediante un correcto ejercicio de la justicia distributiva. Sus
poderes deben estar limitados no solo por un adecuado marco jurídico,
sino también por los distintos cuerpos sociales que articulan la
sociedad civil. El Carlismo ha planteado siempre esta necesidad de
potenciar la sociedad, porque de ella sale el impulso colectivo como
punto de partida de cualquier solución política”. Traigo a
colación estas palabras porque en las sesiones de investidura
celebradas durante la primera semana de enero, se han escuchado voces
en las Cortes Generales que poco, por no decir nada, se ajustan a una
vocación de servicio a la sociedad, de servicio al bien común.
El
discurso planteado por los diversos actores políticos con
representación parlamentaria, abandona el diálogo para crear un
relato populista e identitario que arrincona los retos a los que
España debe hacer frente en el corto y medio plazo.
Nuestro
país afronta este nuevo año con un gobierno de coalición, primero
de su historia democrática, por lo tanto frágil en cuanto a su
novedad dentro del llamado “régimen del 78”, pero que pone fin a
la incertidumbre que se vivía de no contar con un gobierno al frente
de nuestro país, situación que ha provocado una desaceleración
económica y una polarización extrema de la opinión pública.
Ante
un escenario internacional inestable como el presente, en el que de
nuevo se atisban conflictos en Oriente Próximo, los representantes
elegidos democráticamente tienen la obligación de trabajar por el
bien común haciendo uso del diálogo, con el objetivo de volver a
ilusionar al pueblo español en una tarea colectiva, es decir, deben
escuchar a la sociedad y no convertirse en un dique de contención de
intereses partidistas.
Este
nuevo Gobierno de España ha prometido diálogo con la Generalitat de
Catalunya. Para nosotros, los carlistas, este diálogo con todos los
pueblos de las Españas es indispensable, eso sí, sin exclusiones ni
sectarismos de ninguna naturaleza. Las Españas, desde su pluralidad,
deben dialogar y desde el respeto mutuo, pactar. La vida de los
pueblos se cimienta en el pacto y, frente al anhelo legítimo de los
mismos no podemos caer en la politización de la justicia ni en la
judicialización de la política.
Finalmente,
es positivo y por ello lo remarco, la apuesta decisiva que se hace en
este nuevo gobierno por hacer frente a dos problemáticas que nos
afectan de lleno como sociedad europea que somos, uno de ellos el
reto ecológico y no muy separado de este, el reto demográfico que
presentan muchos territorios de nuestras Españas.
Tengo
la certeza de que todos los españoles sabremos reconstruir las bases
de una convivencia respetuosa y serena, marginando toda actitud
populista que intente impedir que nuestro país afronte la
ilusionante tarea, que en estos momentos puede parecer vertiginosa,
de construir unas Españas plurales, sociales y al mismo tiempo
enfocadas al papel global que la historia y la realidad presente
obliga.
Tened
plena confianza en que tanto mi familia como yo mismo, estamos y
estaremos al servicio de los españoles, vocación de servicio que
viene refrendada por la legitimidad histórica y democrática del
Carlismo desde hace más de 185 años.
En La
Haya, a 12 de enero de 2020
Carlos
Javier de Borbón Parma