domingo, 27 de diciembre de 2020

FELIPE DE BORBON NUNCA DEFRAUDA… AL RÉGIMEN DE LA TRANSICIÓN

 

Autor: Josep M. Sabater


El mensaje navideño de Felipe de Borbón ha despertado este año más morbo que interés. El ciudadano medio, como es habitual, ya daba por descontada la retórica hueca, la altivez impostada, el ritual pretencioso y la puesta en escena “kitsch” y hortera. La “porra” consensuada socialmente era: ¿hablará de su padre? y, ¿en qué términos? Y el jefe del Estado abordó la situación política y jurídica del emérito pasando sobre ascuas, soltando tinta como un calamar acorralado, y fingiendo que el problema no va con él: “los principios morales y éticos están por encima de cualquier consideración, incluso de las personales y familiares”. Es todo cuanto dijo. Declaración a la cual hay que darle el mismo valor y credibilidad que cuando su padre, “el rey huido”, afirmaba que la “justicia es igual para todos”. Ninguna.

Un periodista como Iñaki Gabilondo, ecuánime, formal y ponderado, y desde un medio de inquebrantable adhesión legalista -el diario “el país”-afirmaba el mismo día 24, refiriéndose a la monarquía vigente, “le digan lo que le digan sus palmeros la institución está tocada”. Y tanto que está tocada: comienza a hacer agua. Y el “emérito” es solo la punta del iceberg de los problemas de la Zarzuela.

La imagen icónica del régimen del 78, el jefe del Estado “a título de rey”, cada vez que comparece ante la opinión pública se aleja imparablemente de una gran parte de la ciudadanía. La brecha no hace más que crecer. Y lo que es peor, su presencia y sus actuaciones polarizan a la sociedad española y la conduce a enfrentamientos y bandosidades cada vez más irreconciliables. El consenso democrático está seriamente dañado. En nombre del “pacto constitucional” y de los “valores democráticos”, con una lectura estrecha y sesgada de la legalidad, no solo se margina a millones de españoles, además, se les culpabiliza y condena como enemigos de la convivencia. No hay diálogo posible.

Si tras el discurso del 3 de octubre de 2018 Felipe de Borbón ya se enfrentó, y estigmatizó, a millones de catalanes -ciudadanos españoles, no lo olvidemos-, dos años después continua su imparable carrera hacía el sectarismo: todos los partidos de las Españas históricas, tanto los que abogan por la secesión como los que proponen fórmulas ampliamente federativas, cuestionan la monarquía franquista. Una parte significativa de la izquierda, con la actuación de don Felipe, también se ve impelida a alejarse de la Zarzuela. Y aunque no hay estudios sociológicos concluyentes -el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) considera irrelevante preguntar sobre la aceptación de la monarquía- está bastante aceptado que los jóvenes españoles consideran a la monarquía vigente una institución obsoleta e inútil. No es solo pasotismo, también beligerancia.

Los “palmeros” institucionales de don Felipe son el PP, VOX y Ciudadanos, unidos por la lealtad monárquica incondicional e inquebrantable. Franquismo sociológico reconvertido. También se suman al coro de apuntalamiento una parte significativa del aparato judicial, que se está convirtiendo en un poder alternativo a las Cortes, y sectores mayoritarios del Ejército, institución donde suenan ruidos de sables y sed de sangre y venganza. Y ante las actuaciones o pronunciamientos de la Justicia y de las Fuerzas Armadas, la Zarzuela en el mejor de los casos calla, cuando no otorga.

Y, ¿el PSOE? Cumpliendo el papel que se le asignó en el tardofranquismo: apuntalando el Régimen. No debemos olvidar que el discurso de Nochebuena del jefe del Estado debe de obtener el plácet del presidente del Gobierno. Los socialistas durante la Transición aceptaron, con pingües beneficios políticos y gremialistas, la continuidad de hecho de la herencia franquista: y la monarquía actual es el exponente más significativo. Pedro Sánchez ha sido contundente: no cuestionaremos la monarquía, forma parte del pacto constitucional. Todo lo más están por retoques del maquillaje.

Pero, hoy por hoy, no existe alternativa posible y articulada al régimen de la Transición. Y, además, una república formal, desde las premisas de la Constitución del 78, tampoco sería la solución. Para nosotros, como carlistas, por razones históricas, políticas y de convivencia democrática debemos de considerar a la monarquía liberal y franquista como inaceptable. Está totalmente periclitada, sin posibilidad alguna de regeneración: si nunca tuvo legitimidad de origen, para nosotros jamás ha podido conseguir algún tipo de legitimidad de ejercicio. Siempre ha sido un instrumento al servicio de las élites dominantes.

Para nosotros el debate no debemos plantearlo en torno a la forma de gobierno. Debemos de formularlo en términos muchos más amplios: desde un consenso democrático que reformule un pacto de Estado entre todas las Españas. Tampoco debemos caer en radicalismos excluyentes: el consenso democrático y federal puede reformularse, si hay voluntad política, desde la actual Constitución, pero no desde una lectura estrecha y legalista, bien al contrario, desde una lectura inclusiva y ampliamente democrática. O bien, desde un proceso constituyente si los partidos, y partidarios del Régimen, se niegan a cualquier posible diálogo.

Y tenemos que dejar bien claro a la opinión pública que nuestro rechazo a la actual monarquía no lo hacemos desde una pleito dinástico, de una disputa por la Corona de familia a familia. No, los carlistas no planteamos un pleito dinástico, planteamos un pleito democrático y de consenso desde la pluralidad nacional de las Españas.


jueves, 24 de diciembre de 2020

REFLEXIONS SOBRE LA MEMORIA DEMOCRÁTICA

 

PUBLICAT AL LEVANTE-EMV EL 14-12-2020

 

 

Josep Miralles Climent

(Represaliat pel franquisme)


El Consejo de Ministros del 15 de setembre, aprovà L'“Anteproyecto de Ley Memoria Democrática”. Dita Ley tracta de dignificar les víctimes de la Guerra Civil i el franquisme, fins a la Constitució de 1978.

L'Anteproyecto no contempla les víctimes de la República: els 351 morts durant els cinc mesos del Gobierno del Frente Popular d'abans de la guerra que, segons un estudi realitzat per González Calleja, va ser “una de las etapas más violentas de la historia democrática de España” en la què “los grandes actores de la violencia fueron los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, cuya gestión de la protesta se caracterizó por la inflexibilidad y el uso desproporcionado de la fuerza”, una realitat que “no exonera de responsabilidad a los gobiernos.” Tampoc es tenen en compte les 2.000 víctimes mortals -segons Hugh Thomas- de la revolució de 1934. Per tant, la Ley acolliria només a les que es van produir del 17 de juliol de 1936, fins a la Constitució.

Per quina raó aquest Anteproyecto no inclou els períodes anteriors a la Guerra Civil? En primer lloc perquè es fa necessari tallar en algun moment històric, i, en segon lloc, per interessar només les víctimes de la dictadura franquista i postfranquista, fins a la Constitució, i no les produïdes en períodes teòricament democràtics. No obstant això, tenint en compte que el període republicà té una directa relació amb la Guerra Civil, si aquestes no es tenen en compte, es convertirien en víctimes de segona classe.

En l'Anteproyecto queda clar que la Ley afectaria a les víctimes dels rebels, però, com considerar a les de la rereguarda republicana, produïdes pels milicians, esdevingudes durant els primers mesos de la guerra? I les dels enfrontaments dintre del bàndol republicà? I a les del SIM? Perquè aquestes també son "víctimas de la Guerra Civil."

Si es vol prescindir de les víctimes produïdes en l’espai Republicà, i si l’Anteproyecto estigués pensat per a totes les "víctimas de la Guerra Civil", hauria d’incloure també a les víctimes de la rereguarda republicana. No es pot argumentar que aquestes ja van ser rehabilitades ni que eren franquistes o antidemòcrates. De fet no sabem com pensaven. Com tampoc sabem com pensaven totes les víctimes del franquisme, però aquest fet no les convertís ni en lluitadors per la llibertat ni en demòcrates. El sentit comú ens diu que entre les persones represaliades pel franquisme, després de judicis sense garanties, hi hauria de tot. Precisament la manca de garanties dels consells de guerra pressuposa que deuria haver molts esquerrans i republicans innocents; fins i tot lluitadors per la llibertat i demòcrates.

Amb tot convé recordar que entre les víctimes de tots els costats, els lluitadors per la llibertat i la democràcia tal com l’entenem hui, en serien pocs perquè, en els anys trenta, el que prevalia eren els totalitarismes de diferent signe.

D'altra banda, seria inadmissible justificar els assassinats de dretans o republicans -efectuats per milícies dites revolucionàries i autoproclamades antifeixistes-, acusats de conspirar o simpatitzar amb els revoltats de 1936. La majoria van ser víctimes per ser burgesos o catòlics, i, per molt que pogueren tenir molt mala reputació entre les esquerres i certs governants republicans, res justificava la seva eliminació, màximament quan ni tan sols havien comès cap assassinat.

Per tot això és també un error que una democràcia progressista intente elevar a la categoria de demòcrates i lluitadors per la llibertat a persones entre les quals hi havia indubtablement victimaris. Aquesta sembla una altra contradicció de l’“Anteproyecto de Ley Memoria Democrática”

Dit tot això pense que els familiars de tots els assassinats pels revoltats i pel franquisme, enterrats en fosses comunes o en cunetes, foren o no demòcrates, tenen dret a ser exhumats, tenir una digna sepultura familiar, o col·locats en columbaris decents on tots ells puguen ser recordats amb els seus noms com víctimes d'una dictadura, però no necessàriament com demòcrates, tal com vol presentar-los l'Anteproyecto de Ley que comento.

El dret a la dignificació de les víctimes del franquisme no pot significar l'oblit, la marginació o el menyspreu de les altres víctimes de la Guerra Civil, doncs mereixerien Igualment el respecte de la nova Ley.




REFLEXIONES SOBRE LA MEMORIA DEMOCRÁTICA

Josep Miralles Climent

(Represaliado por el franquismo)


El Consejo de Ministros del 15 de septiembre, aprobó El "Anteproyecto de Ley Memoria Democrática". Dicha Ley trata de dignificar a las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, hasta la Constitución de 1978.

El Anteproyecto no contempla las víctimas de la República: los 351 muertos durante los cinco meses del Gobierno del Frente Popular de antes de la guerra que, según un estudio realizado por González Calleja, fue "una de las etapas más violentas de la historia democrática de España "en la que" los grandes actores de la violencia fuerón los cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado, cuya gestión de la protesta se caracteriza por la inflexibilidad y el uso desproporcionado de la fuerza ", una realidad que" no exonera de responsabilidad a los Gobiernos. " Tampoco se tienen en cuenta las 2.000 víctimas mortales -según Hugh Thomas- de la revolución de 1934. Por lo tanto, la Ley acogería sólo a las que se produjeron el 17 de julio de 1936, hasta la Constitución.

¿Por qué razón este Anteproyecto no incluye los periodos anteriores a la Guerra Civil? En primer lugar porque se hace necesario cortar en algún momento histórico, y, en segundo lugar, por interesar sólo las víctimas de la dictadura franquista y postfranquista, hasta la Constitución, y no las producidas en períodos teóricamente democráticos. Sin embargo, teniendo en cuenta que el periodo republicano tiene una directa relación con la Guerra Civil, si estas no se tienen en cuenta, se convertirían en víctimas de segunda clase.

En el Anteproyecto queda claro que la Ley afectaría a las víctimas de los rebeldes, pero ¿como considerar a las de la retaguardia republicana, producidas por los milicianos, acaecidas durante los primeros meses de la guerra? ¿Y las de los enfrentamientos dentro del bando republicano? ¿Y a las del SIM? Porque estas también son "víctimas de la Guerra Civil."

Si se quiere prescindir de las víctimas producidas en el sector republicano, y si el Anteproyecto estuviera pensado para todas las "víctimas de la Guerra Civil", debería incluir también a las víctimas de la retaguardia republicana. No se puede argumentar que estas ya fueron rehabilitadas ni que eran franquistas o antidemócratas. De hecho, no sabemos cómo pensaban. Como tampoco sabemos cómo pensaban todas las víctimas del franquismo, pero este hecho no las convierte ni en luchadores por la libertad ni en demócratas. El sentido común nos dice que, entre las personas represaliadas por el franquismo tras juicios sin garantías, habría de todo. Precisamente la falta de garantías de los consejos de guerra presupone que debería haber muchos izquierdistas y republicanos inocentes; incluso luchadores por la libertad y demócratas.

Con todo conviene recordar que, entre las víctimas de todos los lados, los luchadores por la libertad y la democracia tal como la entendemos hoy, serían pocos porque, en los años treinta del siglo XX, lo que prevalecía eran los totalitarismos de diferente signo.

Por otra parte, sería inadmisible justificar los asesinatos de derechistas o republicanos -efectuados por milicianos revolucionarios y autoproclamadas antifascistas-, acusados ​​de conspirar o simpatizar con los sublevados de 1936. La mayoría fueron víctimas por ser burgueses o católicos, y, por mucho que pudieran tener muy mala reputación entre las izquierdas y ciertos gobernantes republicanos, nada justificaba su eliminación, máxime cuando ni siquiera habían cometido ningún asesinato.

Por todo ello es también un error que una democracia progresista intente elevar a la categoría de demócratas y luchadores por la libertad en personas entre las que había indudablemente victimarios. Esta parece otra contradicción del "Anteproyecto de Ley Memoria Democrática"

Dicho todo esto pienso que los familiares de todos los asesinados por los sublevados y por el franquismo, enterrados en fosas comunes o en cunetas, fueran o no demócratas, tienen derecho a ser exhumados, tener una digna sepultura familiar, o colocados en columbarios decentes donde todos ellos puedan ser recordados con sus nombres como víctimas de una dictadura, pero no necesariamente como demócratas, tal como quiere presentarles el Anteproyecto de Ley que comento.

El derecho a la dignificación de las víctimas del franquismo no puede significar el olvido, la marginación o el desprecio de las otras víctimas de la Guerra Civil, pues merecerían Igualmente el respeto de la nueva Ley.




jueves, 17 de diciembre de 2020

DELIRIOS DE GRANDEZA

 NABARRALDE

14/12/2020


AUTORES:  Angel Rekalde, Luis Mª Martínez Garate


En una de sus charlas telefónicas con el enemigo, decía Gila: “¿Mi general? ¿Que si vienen a fusilarnos o vamos nosotros?” Esta semana hemos comprobado que las ocurrencias de Gila no caducan. No pasan de moda. En el Estado español la realidad siempre supera a la ficción; y el humor (negro, mal humor o el que avinagra) te lo sirven en bandeja.

El escritor Mario Vargas Llosa ha publicado un alegato en El País, ‘La lengua oculta’, en el que se queja de la flaqueza del español ante el avasallamiento de las lenguas locales, menores, periféricas (sic).

A la vez, Francisco Beca, general de aviación, ha ladrado que para salvar España habría que fusilar a veintiséis millones de hijos de puta. Se podría pensar que no es conveniente mezclar churras con merinas, y no es lo mismo un premio nobel que un zascandil con chorreras. Pero, si leemos las argumentaciones, descubrimos que el relato que las sustenta es similar en ambas.

El texto de Vargas Llosa ha despertado críticas por la peste de supremacismo que atufa. “Nuestra lengua es universal… Las otras, dialectos, vocabularios…” Me recuerda a Eduardo Galeano cuando explicaba el choque de civilizaciones: la mía es religión; la vuestra, superstición, superchería. Mi lengua es universal, la tuya, local, vocerío, algarabía.

El español -sostiene Vargas Llosa- nos trajo a los hispanoamericanos Grecia y Roma, Shakespeare (…), las instituciones que determinaron el progreso y la modernidad, así como la filosofía que permitió acabar con la esclavitud, que determinó la igualdad entre las razas y las clases, los derechos humanos y, en nuestros días, la lucha contra la discriminación de la mujer”. Quizás se deja en el tintero el preservativo y los viajes a la Luna. El español es la varita mágica que todo lo arregla, aunque no sé si al hablar de la esclavitud y la discriminación de la mujer en Latinoamérica no se haya pasado de la coca; digo, de la raya.

Pero, admitiendo que el tufo supremacista de Vargas Llosa, peruano con aspiraciones de ascender a español, atosiga, si comparamos su argumentación con la del general Beca, observamos que el relato que le justifica se sostiene en la misma lógica.

En efecto, explica, “el castellano o español reemplazó a las mil quinientas (que algunos lingüistas extienden hasta cuatro o cinco mil) lenguas, dialectos y vocabularios que hablaban en América del Sur…. Como no se entendían, vivieron muchos siglos entregados al pasatiempo de entrematarse”.

Es la misma casuística. Una lengua grande, imperial, “universal”, puede exterminar (perdón, reemplazar) mil quinientas, cinco mil, las lenguas que haga falta; con la argumentación de que no hacen otra cosa que inducir a sus tribus, clanes, chusma en resumen, a entrematarse.

Hay que salvarlos de ellos mismos. Su cultura (una lengua es una cultura, nos dice Vargas Llosa) no entiende a Shakespeare, es primitiva, mortífera, no está a la altura de lo universal (adjetivo que repite en cada párrafo, hasta la náusea).

¿A quién no le recuerda este argumentario a las justificaciones de la conquista de Navarra, desde la época de Fernando de Trastámara, que ‘tuvo que’ intervenir y conquistar el reino pirenaico porque entre agramonteses y beamonteses no hacían otra cosa que entrematarse? Siempre los reyes hispanos emprendieron sus conquistas por altruismo, para salvar a otras naciones de ellas mismas; de su herencia cainita. No por el poder y la rapiña. Y luego, como bien explica el peruano, para más gloria les llevaron Grecia y Roma, la paz, el progreso económico y la filosofía antiesclavista. (Aunque la esclavitud perduró en Latinoamérica hasta la independencia de Cuba, por lo menos. ¡Hasta que echaron a los españoles, vamos! Cánovas del Castillo era esclavista).

El supremacismo moral de esta argumentación hispánica se desliza entre líneas. Como no podía ser menos en estos relatos que sacan a colación a ETA, venga o no a cuento, las políticas educativas que debilitan el español y que Vargas Llosa critica se impregnan con el apoyo de Bildu, continuación de ETA (sic), la organización terrorista que asesinó a 900 personas. Eso sí, contrasta este toque de trementina con la ligereza con que se despacha el genocidio americano: “Murieron por la espada y la pólvora muchos indios”. ETA terrorista asesina; pero en la conquista de América los indiecitos se mueren solos. Esto recuerda también a las noticias de prensa en las que las mujeres fallecen (de muerte natural) después de que su agresor les propinara decenas de cuchilladas. ¡Vaya con el Vargas Llosa!

En el artículo de El País, y en las baladronadas tuiteras de Francisco Beca, la mentalidad es paralela. El relato de sus querencias y malquerencias recorre los mismos vericuetos mentales. El imperio se hunde; la lengua se pierde; la gloria, la grandeza… Si para salvar la universalidad de España hay que fusilar a veintiséis millones de españoles, o aniquilar cinco mil culturas, cinco mil idiomas, pues se hace. El bien de España es supremo, por encima de bagatelas como pueblos, libertades, incluso millones de vidas. El ser más y tener más fuerza les legitima.

El teléfono de Gila lo cuenta como chiste; como disparate y situación insólita. Pero Beca y Vargas Llosa piensan en serio que la razón de ser de los imperios está en reemplazar lenguas, borrar derechos, exterminar culturas; y que los pueblos del mundo esperan que les fusilen y hacen cola.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Comunicado de Don Carlos Javier de Borbón Parma sobre Guernikako Arbola.


 

 

A los Carlistas Vasco-Navarros:


He recibido la iniciativa que habéis presentado un número muy representativo de
carlistas vasco-navarros para que la primera estrofa del “Gernikako Arbola” pueda ser
el himno oficial de toda Euskal-Herria.


Como bien sabéis, todos los Reyes de la Dinastía Carlista que me precedieron, juraron
y protegieron los Fueros. Lo hizo Carlos VII jurando los Fueros de Vizcaya y Guipúzcoa.
Lo hizo mi “aitete” Don Javier, jurando en 1950 los Fueros de Vizcaya a la sombra del
árbol de Guernica, símbolo de las libertadas vascas, y una de mis primeras actuaciones
como Titular de la Dinastía fue la de jurar los Fueros de Navarra, tanto en castellano
como en euskera, en el Monasterio de Irache, a los pies de Montejurra, nuestra Montaña
Sagrada.


La primera estrofa del “Gernikako Arbola” es la más bella canción que refleja el respeto
a los Fueros y el sentimiento de todo un pueblo.
Por todo ello, me adhiero a esta iniciativa, porque hoy, en pleno siglo XXI, como ayer,
el Carlismo siempre está en vanguardia, defendiendo los Derechos y Libertades de los
Pueblos.


En La Haya, 11 de diciembre de 2020.

 

jueves, 10 de diciembre de 2020

LA REALIDAD, Y DESPUÉS II (*)

 

La única fuerza que puede enfrentarse a nivel nacional, a nivel internacional y a nivel mundial, es la revuelta de un pueblo exasperado”.

No se trata de ser violento. La violencia es odiosa y además ridícula. Se trata de ver, de saber porque es necesario luchar, se trata de creer”.

Creo en los pueblos de Europa, de Francia, de España y de Italia, yo creo en los pueblos del mundo. Ha llegado el tiempo de los pueblos responsables y combativos, por una causa por la que merece la pena luchar: nuestra propia supervivencia”.


Autora: María Teresa de Borbón Parma

En Europa

Es necesario ampliar el círculo que afecta a la degradación de la democracia.

Como remarca un autor español (Alonso), vemos desaparecer progresivamente los obstáculos que el Estado impone al capitalismo financiero. La eficacia se constituye en el criterio fundamental de la legitimidad, y el derecho como instrumento de poder estático se convierte en agente autónomo de control social, no relacionado con ningún sistema axiológico o de consenso social. De este modo, el individuo deja poco a poco de ser ciudadano para convertirse en consumidor.

Habrá salidas a esta desviación progresiva de la misma democracia liberal, por el fracaso de una democracia más participativa o “ciudadana”.

La primera será un retorno a las culturas populares o regionales, siendo percibidas por los Estados como una ruptura del consenso que está en el origen mismo del Estado, pero puede salvar la esencia de la democracia participativa. Porque precisamente la cultura de los pueblos es el producto de la relación cotidiana de una persona con sus conciudadanos, en el seno de un espacio sociopolítico concreto (nuestra perspectiva triplemente autogestionaria iba en esta dirección).

Este retorno a las culturas no es un retorno al “feudalismo”, porque la respuesta que se le da supone una transición democrática a nivel mundial, el retorno del hombre a su propia esencia.

En definitiva, el retorno a la “reserva axiológica” en la cual el hombre está de nuevo en posesión de su identidad, después de la frustración que representa un mundo donde los “valores universales” se han subordinado “sui generis” por las crueles exigencias del mercado.

Desde esta perspectiva, la Europa que necesitamos, la Europa jurídica e incluso la Europa federal, no podrá existir sino hace suyo el pluralismo y la complejidad que, desde su origen, ha marcado su propia historia, abrazando el impulso libertario que agita sus pueblos.

En el mundo

Un amigo de mi hermano, Heinrich de Stahrenberg, con el que no compartimos las mismas ideas políticas, pero con el que tenemos una gran amistad, para expresar su amor por la vida, por la tierra, por ese don tan extraordinario que es la tierra, dice: “me gusta la pelota”. También a mi me gusta la “pelota”, amamos la “pelota”. ¡Quiero batirme por ella, debemos luchar por ella! Es nuestra lucha por la “realidad”. ¡Es a la vez la transición democrática a nivel mundial, la transición ecológica a nivel mundial!

Nuestro mundo se muere: el mundo muere. Su muerte es inmediata y está programada…

Pero seguimos sin hacer nada por evitarlo. “Nosotros sabemos, pero no creemos en aquello que sabemos”. Lo ha dicho un ecologista francés.

Siempre hay que decir lo que se ve. También es necesario, y también es más difícil, ver aquello que creemos ver. Charles Péguy viene ahora en defensa del ecologismo. Mirar lo que vemos es creer. Es amar, es batirse, comprometerse con otros, convencer a otros para que crean, interpelar a aquellos que no quieren hacer nada, y que pueden perturbar un poco sus sagrados beneficios o su sagrada y santa tranquilidad.

Antes de la revolución Francesa la mayor parte de los miembros de la alta nobleza (pero no todos), y de los miembros del alto clero (pero tampoco todos) sabían.

En efecto, sabían que la injusticia social y la injusticia política eran terribles, que las reformas radicales eran necesarias, aunque afectaran a sus privilegios. Y sabían que sin esas reformas serían apartados por una terrible revolución, que en todo caso les afectaría más a ellos. Sabían que una tempestad de sangre estaba a punto de producirse. Pero ellos no lo creían.

No es ahora la alta nobleza quien está en esta tesitura, ahora con los “lobbies”, los relevos del capitalismo salvaje moderno son la causa, los que están en cuestión. Son más poderosos que los gobiernos, que los parlamentos, que las grandes instancias internacionales y que la opinión pública. Los “lobbies” están retrasando e impidiendo las medidas más necesarias, ¡tenemos un ejemplo con el glifosato! (1). Con los bosques que se queman o que se venden a quien los destruye, como el magnífico bosque de Troçay (2) (¡que crimen ecológico!).

Sabemos que los “lobbies” están. Nos lamentamos, pero nos invade la apatía y somos los aliados involuntarios de los “lobbies” industriales.

La única fuerza que puede enfrentarse a nivel nacional, a nivel internacional y a nivel mundial, es la revuelta de un pueblo exasperado.

No se trata de ser violento. La violencia es odiosa y además ridícula: como un niño que rompe su juguete porque no le habla. Se trata de ver, de saber porque es necesario luchar, se trata de creer.

Creo en los pueblos de Europa, de Francia, de España y de Italia, yo creo en los pueblos del mundo. Ha llegado el tiempo de los pueblos responsables y combativos, por una causa por la que merece la pena luchar: nuestra propia supervivencia.


(*) BORBON PARMA, MARIA TERESA (2020): « Notre patrimoine, c’est le vent de l’Histoire « . París. Michel de Maule, pp. 221-224.

(1) Herbicida muy cuestionado por científicos y ecologistas por sus graves efectos secundarios sobre la salud y el medio ambiente. (Nota del traductor)

(2) Bosque del departamento francés de Allier, considerado el más bello robledal de Europa.

viernes, 4 de diciembre de 2020

LITERATURA MILITAR CONTEMPORÁNEA

 Autor: Arturo Estébanez


No ha mucho, en este modesto blog, se publicaba un artículo que bajo el título de "Miles Gloriosus" suponía una crítica a la decadencia literaria que presentan los profesionales de las armas españolas en la redacción de unos manifiestos a favor de generales fallecidos y de Capitanes Generales voluntariamente expatriados.

 

            Todo parecía dicho en aquel artículo, pero parece ser que, como ocurre con las malas situaciones que siempre son susceptibles de empeorar, no hay decadencia que no avance hasta terminar en degeneración y en degeneración es en lo que está terminando la literatura militar española contemporánea.

 

            Sería una ensoñación desmedida, el pedir que, entre los funcionarios que integran la hispánica casta militar contemporánea, de cuya pluma lo más granado que ha salido en los últimos cien años fue un librito titulado "Diario de una Bandera" y un guión cinematográfico para una película titulada "Raza", surgiera alguien que pudiera encarnar o al menos acercarse a la egregia figura del poeta soldado clásico.

 

            No cultiva la española milicia ni la prosa, ni la poesía y, abandonados desde 1981 los géneros del bando y del artículo periodístico bajo arbóreo pseudónimo, parece centrarse en los géneros de la epístola colectiva y del público manifiesto, pues, en menos de dos años, el ardor literario de las Fuerzas Armadas ha producido, ni más ni menos, que: un manifiesto exaltando las virtudes y los conocimientos estratégicos y tácticos del ex-Jefe del Estado Francisco Franco, una carta colectiva en apoyo a su sucesor, el ex-Jefe del Estado a Título de Rey, Juan Carlos de Borbón y otra carta colectiva de carácter quejumbroso al sucesor del sucesor y actual Jefe del Estado a Título de Rey, Felipe de Borbón.

 

            Además de en la epístola y en el manifiesto, la afición literaria de los miembros de nuestra milicia también se encuentra en su gusto por la tertulia. Abandonada la elegancia decadente de los casinos militares, la oscuridad de los cafetines moriscos y la sordidez de determinados locales; el arte de la conversación parece ser practicada por estos militares de vocación literaria, que jamás pusieron un pié ni en el Pombo ni en el Gijón, de forma virtual a través de foros y chats en los que demuestran sus grandes conocimientos de los recursos literarios, pues mucho cultivan la anáfora repitiendo lamentos, quejas y quebrantos, la metáfora pues solo como metáfora, aunque de mal gusto, se puede considerar sus alusiones a millones de fusilamientos y, por supuesto, la paradoja pues paradoja, o paradójico, resulta que sea la situación de reserva de estos ilustres soldados lo que les inspire tanta incontinencia literaria.

 

            Bienvenido sea, el deseo de cultivar el arte de las letras por parte de los funcionarios integrantes de las Fuerzas Armadas, pero ¡¡¡Por Dios!!! que no ignoren que la creación literaria está sometida a la dictadura que imponen los inexorables principios de oportunidad, contenido y estilo y, francamente, las creaciones literarias de nuestros ilustres señores soldados son claramente inoportunas por estar fuera de tiempo, carecen de contenido por no aportar nada novedoso o constructivo y resultan de un estilo soez y primitivo como denota la utilización de metáforas de un gusto puramente tabernario.

 

            La queja es tan incompatible con la milicia como el mal gusto con la literatura y estos caballeros están demostrando que no sirven ni para lo primero ni para lo segundo por lo que no son más que una pésima y grotesca caricatura de aquel magnífico ser que, pocas veces se da, pero, cuando surge, siempre lo hace de forma sublime al reunir en su única persona la virtudes del soldado y del vate.

 

            Estos pésimos juntadores de palabras, de uniforme en perchas colgados y en armarios encerrados, posiblemente por la polilla afectados; podrán aplicarnos sus metáforas primitivas y de pésimo gusto pero, desde luego, les negamos el derecho a torturarnos con los gritos de horror de las Musas y a habitar en el Monte Parnaso junto a Gaetano Rapagnetta.