Queridos
Carlistas:
Este
aciago año 2020 los Carlistas no podemos acudir ni participar, por
segunda vez en nuestra historia, en el tradicional acto de Montejurra
– Jurramendi. La primera ocasión, 1977, se debió a la prohibición
del Gobierno heredero de la dictadura franquista, que obligó a
celebrarlo en el castillo de Javier. Aunque la emergencia
sanitaria que vivimos nos impide estar presentes físicamente, sí lo
estaremos espiritualmente para recordar a los que nos precedieron en
la lucha por la dignidad y los derechos de las personas y de los
pueblos.
El
panorama global, como sabéis, es problemático desde que la pandemia
del COVID-19 se hizo presente en las Españas, en el resto de Europa
y en el mundo entero. Nuestra forma de vida y de relacionarnos se ha
visto gravemente afectada, impidiéndonos mantener contacto directo
con nuestros familiares y amigos, sin olvidar el impacto económico
que se está produciendo y que afecta tan directamente a los derechos
de los trabajadores.
En
este escenario de incertidumbre y crisis sanitaria, nos han dejado
múltiples familiares y amigos.
Quiero
recordar muy especialmente a mi querida tía Doña Maria Teresa, que
nos dejaba en Paris el pasado 26 de marzo, tras una vida de entrega y
servicio al Carlismo.
No
puedo dejar de recordar igualmente a grandes amigos, leales entre los
leales a la Legitimidad Proscripta, como Ramón Abrego, nuestro
capellán Joaquín Barbarín, Ignacio Yécora, y tantos otros…
Nunca los olvidaremos, su ejemplo estará vivo en nosotros.
Cada
vez está más claro que de esta crisis sanitaria surgirán nuevos
modelos de relaciones sociales y económicas, y que frente a las
mismas, todos los Carlistas debemos esforzarnos en la lucha por
construir una sociedad muy diferente, más humana, justa y social.
Tenemos por delante una gran tarea de trabajo colectivo.
Para
todos, un fuerte abrazo, y mis más sentidas condolencias para las
familias de los fallecidos en España por el COVID-19.
En
La Haya, 3 de mayo de 2020
Carlos
Javier de Borbón Parma