lunes, 13 de abril de 2020

LA MANIPULACIÓN POLÍTICA DE LA MEMORIA DE LA INFANTA MARÍA TERESA


El periodista Ignacio Escolar escribe hoy en el diario.es: “Es infame la instrumentalización de los muertos que está haciendo la derecha… No tienen escrúpulos”. Para no ser acusados de parciales también reconocemos que ha habido algunas, muy pocas y puntuales, reacciones ecuánimes por parte de algunos representantes de los partidos conservadores, como las de Rocío Monasterio y Esteban González Pons. El resto, “infame instrumentalización” de las víctimas, involuntariamente cubiertos sus féretros de banderas e himnos. La derecha medra desde la necrofilia patriótica. Por otra parte el Gobierno de la izquierda, cuanto menos, debería de renunciar a la altanería y a la prepotencia, y actuar con humildad y empatía.

Y los carlistas, en plena pandemia del Covid-19, ya hemos tenido en nuestra filas la primera víctima de esta manipulación política en la memoria ideológica, el testimonio de su vida y el legado político de María Teresa de Borbón- Parma. Contra todo pudor y respeto a la fallecida fue su hermano Sixto el primero en anunciar su muerte. Posteriormente encargó un funeral en Madrid en el cual no participó, y que se ofició por el rito lefrebviano y pre-conciliar, cuando nuestra Infanta siempre ha sido una ferviente hija de la Iglesia Católica. Por último, asistió a las exequias de cuerpo presente de la fallecida celebradas en la iglesia de Notre-Dame-des-Champs de París.

No cabe mayor instrumentalización por parte de tan infausto, obscuro e indeseable personaje. Sixto estaba expulsado de la familia Borbón-Parma desde hacía décadas, desde noviembre de 1975, por su padre el viejo Rey Javier; también la propia doña Magdalena desheredó a sus hijos Carlos-Hugo, María Teresa, María Cecilia y María de las Nieves, pero no a Sixto y a María Francisca. Aún cuando sabía que su presencia no era deseable, asistió Sixto a la Eucaristía por su hermana en París; pero él mismo, en 1984, en un gesto de caridad cristiana que le retrata, impidió la entrada de sus hermanos en Lignières para que pudieran despedirse de su madre; triste recuerdo es la imagen de los hermanos Borbón-Parma en la vía pública viendo pasar el féretro de doña Magdalena. Desde hace muchos años no hay ni una sola foto de cualquiera de los miembros de la familia Borbón-Parma junto a Sixto, ni ha asistido este hermano a ninguna de las ceremonias públicas de la familia, entre ellas las diferentes exequias y actos conmemorativos por el fallecimiento de Don Carlos Hugo. Era un proscrito de los Borbón-Parma. Y es más que suficiente con recordar los asesinatos de Montejurra 76 en los que estuvo directamente implicado Sixto de Borbón.

No tienen ningún escrúpulo ético y moral los partidarios de Sixto en manipular las biografías de doña María Teresa que circulan por las redes sociales. Ni en reproducir en sus medios los escritos de homenaje y recuerdo del Jefe de la Dinastía, Don Carlos Javier de Borbón-Parma. Cual intérpretes de los designios divinos, en su bajeza moral, han llegado a escribir: “Dios perdone a doña María Teresa”. Para su fines no solo manipular la memoria de la Infanta, instrumentalizan al propio Dios.

Por parte del tradicionalismo moderado, la ignorancia y el silencio han sido la respuesta a la desaparición de la Infanta. Únicamente, que se sepa, un cruzado del ecumenismo, actualmente en la retaguardia pero con una importante influencia política subterránea, ha manifestado su opinión, tan irrespetuosa y grosera, como lacónica: la muerte de María Teresa, “una pena que no es pena”. Desde su estrecha concepción de la misericordia cristiana y, también, desde su ilusionismo político, hasta celebran la desaparición de la Infanta que, junto con su propio sobrino Don Carlos Javier de Borbón-Parma, en todo momento y circunstancias se han mantenido fieles al legado político e ideológico de Don Javier y de Don Carlos Hugo.

Contrastan estas actitudes con el respeto, reconocimiento y hasta admiración de personajes públicos, que no militan en nuestras filas, y han manifestado su pesar y recuerdo por la desaparición de la Infanta. Desde Enric Juliana a Carlos María Bru. Pero, tal vez, el breve tuit de Carles Puigdemont - “era una persona sabia, culta y dialogante”- haya sido la necrológica políticamente más significativa, precisamente por las muy importantes diferencias que había entre María Teresa y Puigdemont. La que media entre el separatismo y el pacto federal consensuado.

Y, por último, están aquellos que han valorado, reconocido y elogiado a María Teresa y ahora esconden y ocultan su más profundo mensaje: su compromiso con los más desfavorecidos propugnando un socialismo radical, pero de rostro humano y cristiano; sus convicciones federalistas para la convivencia entre todos los pueblos de las Españas, pero respetando el derecho a la libre adhesión; y un concepto funcional -que no fundamentalista- de la monarquía propugnada por los carlistas. Tal y como lo propusieron, en su momento, el viejo Rey Javier y Don Carlos Hugo. 

Valoran a la persona de María Teresa, pero no comparten ni su compromiso, ni los ideales por los que luchó, lo que encierra una actitud limitada en las formas, que tiene como único resultado la condolencia y la cortesía. Y al mismo tiempo se postergan los principios que ha mantenido hasta el final.

La infanta María Teresa de Borbón Parma ha pasado a formar parte de la historia con todo honor, y sobre todo de la historia de la lucha por la democracia en España. Y, además, también forma parte de esas reinas y princesas carlistas que fueron ejemplo de lucha y compromiso, y que tantos servicios prestaron a la Causa: la Princesa de Beira, Margarita de Borbón-Parma y María de las Nieves de Braganza.

El último escrito político e ideológico de la Infanta desaparecida, infectada ya del Covid-19 y conocedora del grave riesgo que estaba corriendo, se publicó en CARLISMO DIGITAL. Texto en el que propugnaba un feminismo de concordia: “no se trata de enfrentarse al otro, sino junto al otro enfrentarse a las injusticias políticas y sociales”. Don Carlos Javier y don Jaime han recogido esta reflexión en sus escritos en recuerdo de su tía.

Seguimos en tiempos difíciles y se desconoce en qué momento se podrá recuperar una cierta normalidad. Pero cuando podamos la infanta María Teresa de Borbón-Parma será homenajeada con honor, admiración, agradecimiento y respeto. Se celebrará un solemne funeral en Madrid, así se han manifestado carlistas de Navarra-Euskadi, Madrid, Castilla, Aragón, Valencia o Asturias, a la que se adhiere CARLISMO DIGITAL y al que dedicaremos todos nuestros medios. Ceremonia que debería ser presidida por Don Carlos Javier y Doña Ana María de Borbón-Parma, junto a los infantes Jaime, Margarita y Carolina. Posteriormente a la celebración religiosa se convocará una jornada académica para recoger y valorar las multidisciplinarias aportaciones de María Teresa.

Pero más allá de este inexcusable reconocimiento, desde CARLISMO DIGITAL, y desde la lealtad política a Don Carlos Javier de Borbón-Parma, seguiremos dando testimonio de las luchas y compromisos que compartimos con María Teresa.

CARLISMO DIGITAL